24/6/22

17 DE JUNIO

 Día del Paso a la Inmortalidad del General Martín Miguel de Güemes


Discurso Acto 17 de junio: Martín Miguel de Güemes

Conocedor de todos los rincones de su tierra, un hábil jinete, y valiente hasta la muerte, con una cautivante personalidad que imponía respeto y despertaba admiración, Martín Miguel de Güemes fue, antes que nada, un caudillo, pero un caudillo como lo define la etimología de la palabra: cabeza promotora y pensante de sus adeptos, que renunciaría a todo por ellos, por sus ideales, por su patria.

Su ideal mayor fue la libertad, mensaje totalmente comprendido por su pueblo, que también anhelaba la Independencia, palabras que simbolizan el sentir de un pueblo valeroso insobornable, que jamás claudicaría.

En el general Martín Miguel de Güemes encontramos al arquetipo de caudillo, padre y amigo. Porque además de ser un soldado de agallas pudo frenar las acometidas realistas en el norte, a lo largo de diez años de combate.

También encontramos en la personalidad de Güemes al padre solícito, que aún renunciando a la vida familiar, que por su condición de hacendado podía llevar, nunca dejó de lado el rol que debía cumplir.

Amigo hasta la muerte, porque hasta el último momento de su vida no abandonó a ninguno de sus camaradas, aunque esto le valiera una herida, una herida de muerte.

Bien pudo ocultarse y dejar que los realistas cargaran contra sus gauchos, pero primero estuvo la lealtad con los suyos y es por ello que en la noche del 7 de junio de 1821 es sorprendido y herido en el centro mismo de la provincia de Salta.

En una partida realista a la ciudad hay un tiroteo por la noche y Güemes recibe dos tiros por la espalda.

A caballo llega a su campamento de Chamical, casi al amanecer.

Aún sabiéndose pronto a morir no acepta el ofrecimiento del comandante español y hace jurar a sus lugartenientes gauchos que no dejarán de luchar hasta que la independencia esté asegurada.

Ésta es la mayor enseñanza que nos deja Martín Miguel de Güemes: jamás claudicar, jamás dejar sobornarnos por intereses mezquinos, dejarlo todo por la patria, hasta la muerte.

¡Qué gran ejemplo para nuestros dirigentes! ¡Tremendos valores a imitar!

Vivió con lealtad y, aún traicionado, murió con gloria.

Pero este hombre extraordinario fue a la vez un hombre común. Un hombre al que

nunca le importaron honores ni abolengos, que amó a su provincia y dio todo por

su país, y al que siempre es bueno recordar.

Para aprender. Para seguir.

Muchas Gracias